Cada vez que alguno de ustedes habla, vocifera, o balbucea, uno se convence que ni saben lo que están diciendo; se contradicen uno al otro, ya ni saben qué decir, ni qué hacer. Ustedes están actuando como si fueran políticos, líderes, con un guión mal escrito, mal improvisado y, por tanto, un resultado pésimo, sin premios ni aplausos.
Ustedes están enajenados, ajenos a la realidad de las personas a las cuales se dirijen. Qué unidad, labor idelógica, trabajo político, discusión sistemática, ni ocho cuartos. Comida, salud, trabajo, libertad: estas son las prioridades. Y como no pueden, ustedes caerán, por necesidad, por obligación.